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Rumbo a la felicidad

Si te digo “vente conmigo”, pero no te digo a dónde vamos, resulta un poco atrevido si ni si quiera me conoces ¿no te parece? No tengo remedio ni solución. En el primer post te decía que por fin ya estaba aquí. Y te había contado que por fin había cogido una maleta, unos prismáticos y un salvavidas, y me había lanzado a navegar por las aguas del mundo de los blogs. Te había invitado a encontrarnos por los mares del sur…o del norte, del este o del oeste. Lo que no te había dicho era qué podías esperar de esos viajes. Así que voy a intentar contarte un poquito más hoy.

Antes de nada, he de contarte que no me embarco en este viaje sin saber cómo funciona una brújula, o para qué es esa rueda grande a la que llaman timón. No, no es el caso. Tampoco te voy a decir que sepa esquivar todas las tormentas, pero lo que sí te puedo decir es que el viaje va a ser seguro y va a ser divertido. Por eso te invito.

Durante los últimos siete años he estado trabajando mucho y lo he hecho en muchos sentidos. He trabajado en mi salud, he trabajado en mi cuerpo, he trabajado en mi autoconocimiento y he trabajado en mi formación. En estos años he cometido millones de errores, pero, como todo el mundo, he tenido algunos aciertos. Desde que cumplí los 17 años mi vida ha sido un continuo cambio y la mayoría de las veces, si te soy sincera, no he tenido ni la más remota idea de cómo gestionarlos. Los últimos años no pueden decirse que fueran un paseo por las nubes, jajaja, ya me habría gustado a mí encontrarme a Keanu Reeves. ¡Qué va! En cambio me he encontrado con olas gigantes que han hecho volcar mi embarcación, que casi me han ahogado, ¡pero…! no lo han conseguido. Todas esas veces que he terminado destrozada después de una tormenta, encallada en las rocas de un lugar perdido, o las ocasiones en que incluso me he quedado sin barco porque no sobrevivió a las olas, al viento y a los rayos, me han proporcionado unos conocimientos que hacen que la ruta que cada día se me pone por delante sea cada vez más fácil y divertida.

Me he formado y me sigo formando para conseguir alcanzar la vida que deseo y que me merezco. Puedes leer un poquito más sobre mí aquí. Recuerdo cuando ni siquiera era capaz de decir “que me merezco”. Por ello quiero compartir contigo lo que sé. Si te es útil, genial. Si te resulta interesante, fantástico. Y si te cambia un poquito la vida para mejor, como me ocurrió a mí, entonces será todo a la vez: genial, fantástico, maravilloso, impresionante… yuuuujuuuuu!!! Un subidóóóóóóón.

Mi viaje es un viaje de salud, de autoconocimiento, de cambio, de felicidad. Mi intención es poder ayudarte a conocer un poquito más el mayor tesoro que cualquier persona puede tener: la salud. Así que, entre tus manos, tienes un pasaje para embarcarte en un viaje que no requiere de mucho equipaje. De hecho, te darás cuenta de que traer de más supone pasar por caja. Así que te recomiendo que te olvides de tus miedos, tus prejuicios, tus bloqueos, tus cargas… Todas esas cosas que no resultan nada útiles, te lo digo por experiencia. Oye, y si no los puedes dejar por cualquier motivo, ya nos pararemos en algún puerto y, cuando estés preparada, los dejaremos allí para siempre, porque, como dijo Antoine de Saint-Exupéry, Aquel que quiere viajar feliz, debe viajar ligero”.



Foto 2º post-pequeñas

“Mas no tenemos que saber hacia dónde vamos, sólo tenemos que ir”

PD: Sí, lo sé, estábamos hablando de barcos, marineros, puertos, olas, tesoros…y yo te he plantado la foto de un “avión”. Es que me parecieron taaaan monos esos dos niños con esa maleta y esos gorros y gafas antiguas…. Además, lo importante es quedarse con el mensaje Mas não precisamos saber pra onde vamos, nós só precisamos ir. Qué exótico me suena el portugués, con sus sensuales sonidos nasales ¿verdad?

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