top of page
Buscar

Wok de «carne picada» con Fusion Salsa

Esta semana he tenido que retrasar la salida del post porque me faltó tiempo para terminarlo ayer. Y es que la semana pasada estuve trabajando en un futuro pequeño (gran) proyecto y he centrado mi atención y energías en él. Sin embargo, estaba deseando terminar de atar cabos para dos cosas: por un lado, ver si el plan seguía adelante, cosa que me hacía -y me hace- mucha ilusión y, por otro, para «despejar» mi mente y ponerme con el post como cada semana. Ya te contaré en breve sobre ese proyectillo porque la cosa va viento en popa (yuuujuuu!!), pero ahora toca la receta de la semana, que viene con retraso y no puede esperar más 😉

Yo no soy mucho de soja, las cosas como son. Sin embargo, de vez en cuando la incluyo en mi dieta. ¿Que por qué no soy mucho de soja? Pues porque no me terminaba de llegar el sabor de estos productos y es que me resultaban artificiales e insípidos. Después de varios años apostando única y exclusivamente por productos naturales sin prácticamente modificación en su aspecto o composición, los productos así no me terminaban de cuadrar.

También he de decir que, al haber tantas posturas enfrentadas en relación con esta legumbre y mi miedo a incluir alimentos en mi dieta que no fuesen 100% saludables, me terminé decantando más por esa posición en contra que a favor. Sin embargo, desde el principio sí fui partidaria de los productos a base de soja fermentados, que son alimentos vivos y que producen bacterias bióticas que regeneran la flora bacteriana intestinal y  nos ayudan a mantenernos saludables y alejados de las enfermedades. Así que los productos fermentados, como miso, natto, tempeh, shoyu y tamari, sí forman parte de mi despensa desde hace unos años.

¿Qué ha pasado con el tiempo? Pues he llegado a ese punto en el que, hoy por hoy, la soja y los productos derivados sí forman parte de mi alimentación, pero lo hacen de manera esporádica. Y es que cuando, pasado un tiempo, empecé a entender la importancia de la alimentación del cuerpo y del alma (la salud no radica sólo en lo que ponemos en nuestro plato y hacemos llegar a nuestro estómago), decidí experimentar esos otros productos que en un principio había alejado de mi alimentación de manera tan radical. Considero que, como en la gran mayoría de las cosas, todo depende de la cantidad y de la calidad. De este modo, cuando compro productos derivados de la soja, como son el tofu y la soja texturizada, me aseguro de que sean de la máxima calidad y ecológicos. Y, además, me aseguro de variar todo lo posible mi alimentación, de modo que no suelo repetir más de un día por semana y, muchas veces, estoy semanas enteras sin probarlos.

¿Por qué cuento esto? Hombre, pues porque había que darle un poco de introducción a la receta ¿no? Jajajaja. Bueno, en realidad, quería aclarar un poco mi postura con respecto a esta legumbre, y a la alimentación en general. Yo, hoy por hoy, y no creo que las cosas cambien tanto como para que este principio pase a ser el opuesto en mi vida (aunque nunca se sabe, jajaja), defiendo una alimentación natural. Cuando digo natural me refiero a una alimentación en la que se utilicen los productos que la naturaleza nos da tal cual, y lo más vivos posibles. Porque si comemos productos que tienen vida, nosotros tendremos vida. Es así de sencillo. Bueno, es mi forma de verlo. Tan sólo mi opinión basada en mi experiencia (puedes leer mi historia aquí). De este modo, prefiero hacer una hamburguesa vegetal que comprarla ya hecha, y de los ingredientes de la hamburguesa prefiero comerme los garbanzos una vez germinados que de un bote cocidos. Uno siempre prefiere lo mejor, lo más saludable, pero no siempre se dan las condiciones necesarias para hacer que nuestra alimentación sea todo lo perfecta, ecológica, natural, etc. posible. Porque algunas veces es mejor invertir el tiempo que dedicaríamos a germinar o cocinar nuestros garbanzos en compartir tiempo con nuestra familia o amigos, y alimentar nuestra alma o como cada uno lo quiera llamar. Quizá lo he comentado por algún post ya o alguna página de la web, pero la salud es un delicado equilibrio entre lo que ponemos en nuestro plato y en nuestras vidas.

Y con la cosa de que me he puesto a contarte la historia de la soja, sus derivados y mi postura trascendental frente a ellos y frente a la salud, y no te he contado de qué va el plato de hoy, vamos lo más importante estaba apunto de saltármelo (de hecho, tenía la receta ya escrita y he tenido que volver a escribir estos últimos párrafos; ¡madre mía, cómo ando!).

Pues verás, la receta de hoy va de un simulacro de carne picada con una salsa casera de lo mejorcito que te puedes encontrar, por su sabor, por su textura, por sus ingredientes saludables…vamos que voy a tener que patentar la receta porque es la leche, de verdad. Y una de las cosas que más me gusta de esta receta es que esta salsa es una fusión de culturas culinarias (de ahí su  nombre – Fusion Salsa), y más concretamente de la gastronomía árabe y la oriental. Y es que se mezcla algo tan típico de los plátanos árabes como es el Tahini (pasta o mantequilla hecha a partir de las semillas de sésamo) con dos productos fermentados de la gastronomía oriental, que son el Umeboshi en pasta y el Tamari. Así que imagínate lo que pude deparar en sabor este invento mío.  Además, es una receta muy rápida y te sorprenderá lo bien que queda su presentación (aunque mis fotos no le hagan justicia, todo se ha de decir).

Y sin más, ahora sí que sí, te dejo con la receta de hoy. ¡Que la disfrutes!

Contenido

Ingredientes para la «carne picada» (para 2 personas):

  1. 1 taza de soja texturizada fina ecológica (aprox. 100 gramos).

  2. 1 hoja de laurel

  3. 1 cta de sal sin refinar

  4. 1 cta de comino

  5. 1/2 cta de pimienta negra molida

  6. 1 cda de aceite de oliva virgen extra

  7. 1 zanahoria (aprox. 150 gr.)

  8. 1 cebolla pequeña (aprox. 115 gr.)

  9. 1/4 de la cabeza de un brócoli (aprox. 150 gr)

  10. 250 gr de setas Portobello

  11. 1/3 taza de vino blanco, caldo de verduras o agua.

  12. Semillas de sésamo para decorar


Ingredientes 1 - Wok


Ingredientes 2 - Wok

Ingredientes para la Fusion Salsa (lee las notas sobre las ingredientes):

  1. 2 – 3 cdas de Tahini crudo

  2. 1+1/2 cdas de Tamari

  3. 1 cta de pasta de Umeboshi

  4. Agua destilada (4-5 cdas aprox.)


Ingredientes 3 - Wok

Notas sobre los ingredientes:

  1. El brócoli córtalo en arbolitos como has visto en las fotos. No te preocupes, todo lo que «sobra» al sacar los arbolitos de esta verdura lo puedes aprovechar para hacer una cremita o para echarlo al preparado si lo picas bien en cuadraditos. A mí me resulta más cómodo echar los «restos» a una crema de verduras y así no se tira nada.


Arbolitos de brócoli
  1. Este plato lo puedes hacer perfectamente aunque no tengas los ingredientes para hacer la salsa. Le puedes añadir cualquier salsa que consideres que puede resultar adecuada, o simplemente echarle un poco de salsa de soja o de Tamari (salsa de soja sin gluten). Si no dispones de Umeboshi, pero sí de Tahini y de Tamari, puedes hacerla también omitiendo este ingrediente.

  2. La pasta de Umeboshi es una pasta que se elabora a partir de una ciruela que se fermenta en sal marina durante más de 2 años (telita con lo que le vamos a dar a nuestro cuerpo, de lo mejor). Tiene multitud de propiedades medicinales y, al ser una pasta fermentada, como hablábamos antes, es un alimento que da vida. Por ello es mejor que evites calentar la salsa para que no se destruyan las propiedades de esta deliciosa preparación, que incorpora además otro alimento fermentado, el Tamari .

  3. Como siempre, puedes adaptar muchos de los ingredientes de la receta a los que tengas en la nevera: puerro, espárragos trigueros, champiñones, guisantes, calabacín, etc.

Elaboración:

1. Para hacer la «carne picada»: pon una olla con agua a hervir. Cuando el agua coja calor, aderezamos ese agua con el laurel, el comino, la pimienta negra y la sal. Una vez que rompa a hervir, añade la soja texturizada y baja a fuego medio-bajo y pon una tapa prácticamente tapando toda la olla. Deja así durante 5 minutos. Una vez transcurrido este tiempo, escurre la soja y corta la cocción poniéndola debajo del chorro de agua fría. Reserva.


IMG_1820

IMG_1825

2. Para preparar las hortalizas: trocea la cebolla y la zanahoria a cuadrados pequeños; el brócoli, en arbolitos; y las setas, longitudinalmente. En una wok o una sartén (mi wok está guardado en una caja en un trastero – historia larga de contar), pon una cucharada de aceite de oliva y calienta. Cuando haya calentado el aceite (sin dejar que humee), añade las verduras. Empieza echando la zanahoria que es la hortaliza más dura. Si ves que las verduras necesitan un poco más de aceite, añade el vino blanco, el caldo o el agua, y remueve bien. Una vez que se hayan cocinado un poco las verduras, salpimenta. Baja el fuego y deja que se vayan cocinando mientras preparas la salsa.


IMG_1812

IMG_1819

3. Para preparar la Fusion Salsa: en un bol pequeño añade el tahini, el tamari y la pasta de Umeboshi. Con un tenedor mezcla bien hasta que todos los ingredientes se hayan integrado completamente. Para que la mezcla adquiera una consistencia más líquida, añade agua poco a poco y mezcla bien. La consistencia de la salsa es más bien tipo crema. No muy líquida, pero tampoco pegote. Aunque también dependerá de cómo quieras dejarla. A la salsa no le he añadido ningún tipo de especia ni sal porque los ingredientes ya son suficientemente sabrosos.


IMG_1839

4. Preparación final del plato: Cuando ya tengas todos los ingredientes listos, añade en la sartén o el wok donde tienes las hortalizas, la soja hidratada. Mezcla bien para que todos los sabores e ingredientes se integren. Si ves que la soja se ha quedado fría mientras se hacían las hortalizas, calienta a fuego bajo.  A continuación, incorpora la salsa y espolvorea unas semillas de sésamo a modo de decoración. Sirve inmediatamente y disfruta de este maravilloso y sencillo plato. También puedes poner la Fusion Salsa en una salsera para que cada comensal se sirva lo que quiera. Pero te aviso, no va a sobrar nada 😉


IMG_1840

Como ves esta receta no tiene prácticamente trabajo. Por un lado, salteas unas verduras a tu gusto; por otro lado, preparas la «carne» que es más rápida que preparar unos macarrones; por último, en un bol mezclas cuatro ingredientes (Tamari, Tahini, Umeboshi y agua) y listo. No tiene más. Tanto para un día que no habías preparado nada y no tienes ganas de liarte en la cocina, como para una cena improvisada con unos amigos, este plato es un éxito asegurado. Así que…ya sabes, ¡a probar!

IMG_1852

Un abrazo,


PD: cualquier cuestión que te surja con esta receta, estoy al otro lado de la pantalla.

0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page