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Por qué no deberías hacer un programa détox

Muy

Muy probablemente te estés preguntando que cómo puede ser que la semana pasada te mandara un correo para que te animaras a apuntarte al taller «Cómo mejorar mi enfermedad autoinmune: mi primer détox» que en breve voy a impartir en Madrid, y ahora te esté diciendo que no te recomiendo hacer un détox. Pues lee un poquito más, que te explico por qué.


Bien

Bien, resulta que estos días he recibido tanto por redes sociales como por correo electrónico distintas preguntas sobre el taller. Me ha encantado contestaros a todas y espero que vuestras dudas hayan quedado resueltas. Sin embargo, hubo una pregunta que me pareció que merecía una respuesta más detallada y que la compartiera con todas: los fundamentos de un détox.


La chica que se puso en contacto conmigo me dijo, muy amablemente, que ella era bastante escéptica en lo que se refería a este tipo de prácticas, así que me pedía que le contara un poco en qué me basaba para tan clara afirmación: un détox puede mejorar tu enfermedad autoinmune. La verdad es que me pareció una pregunta brillante y de alguien que no se deja llevar por las modas. Así que he escrito un post en el blog que espero que aclare esta duda que me planteaba, y que publicaré en breve. Pero ahora, te traigo otro que está totalmente relacionado y que surgió también a raíz de esa cuestión. Porque, claro, uno da por hecho aspectos que no se tienen que dar por hecho. De manera que sobre la moda de los détox, el peligro que supone ese tipo de programas generalizados y por qué, a pesar de todo, te recomiendo que te apuntes a mi taller va este post.


EL AYUNO

Me gustaría aclarar que un détox no es un ayuno. Hay multitud de tipos de détox: zumos, batidos, etc. Cuando una persona hace un détox, deja de ingerir una serie de alimentos que contienen una cantidad importante de toxinas, potenciando la ingesta de otros que, por sus propiedades, facilitan la limpieza del organismo. Durante esta práctica no se pasa hambre ni se tiene que comer cantidades pequeñas con la intención de bajar de peso, simplemente hay que cambiar los alimentos que se ingieren y facilitar la depuración del organismo. Sin embargo, el ayuno es un período de tiempo en el que se consume únicamente agua. Y el ayuno es un ejercicio muy recomendado, desde mi punto de vista, tanto para la salud física como emocional de cualquier persona. Ahora bien, este tipo de prácticas, dado que no se consume ningún tipo de alimento, debe realizarse bajo la supervisión de profesionales altamente cualificados que controlen y vigilen nuestra evolución.


Y resulta que el ayuno es una práctica que tiene una larga historia. En gran parte está asociada a la religión, pero no es más que la vía más conocida por la que nos ha llegado algo que se remota a miles de años. En la Biblia, por ejemplo, podemos encontrar unas 300 referencias en relación con el ayuno. Pero además del cristianismo, el judaísmo, el islam, el hinduismo, el taoísmo y otras tantas religiones contemplan este tipo de prácticas. Pero también hay distintas culturas que lo practicaron como los griegos, los persas, los aztecas, los indios Hopi de Norteamérica, etc.


El ayuno, por tanto, es una práctica que se ha realizado durante siglos en relación con ceremonias, rituales y ritos religiosos que lo contemplaban en mayor o menor medida.


Y, si era tan practicado, sería porque los beneficios que reporta son importantes y numerosos:


• Facilita el descanso general y completo de los órganos vitales. Al tener un descanso fisiológico, la energía ahorrada se invierte en el proceso de limpieza, regeneración y autocuración. Se calcula que el 65% de la energía del cuerpo se destina a los órganos relacionados con la digestión tras una comida copiosa.


• Detiene la ingesta de alimentos que se descomponen en el intestino e intoxican el cuerpo, permitiendo detectar intolerancias, alergias y sensibilidades.


• Da a los emuntorios, es decir, los órganos de eliminación una oportunidad para ponerse al día. Por tanto, permite que el organismo disponga del tiempo del que carecía para liberarse de todas esas toxinas que se han ido acumulando con el paso del tiempo.


• Favorece la eliminación y desintoxicación del organismo. Esto supone que se vacía el tubo digestivo y se evita un estado patológico de la flora intestinal, al deshacerse de las bacterias de putrefacción. Las bacterias peligrosas prolifera en exceso y provocan enfermedades, ya sea al liberar toxinas o bien al dañar, incluso atravesar, el epitelio de la mucosa.


• Restablece la bioquímica y la fisiología normal y sana.


• Rejuvenece las células, tejidos y órganos del cuerpo.


• Incrementa la capacidad digestiva y de asimilación de nutrientes, tanto en el aparato digestivo como en cada una de las células del organismo.


• Permite que se conserve y se recanalice la energía del cuerpo.


• Cambia el estado mental favoreciendo la claridad mental y la concentración.

• Permite un descenso de peso.


• Ayuda a regular los ritmos circadianos.


• Etc.


E

RELACIÓN ENTRE UN AYUNO Y UN DÉTOX

Y, hace ya bastante tiempo, me di cuenta de que podríamos decir que un détox es como el hermano pequeño del ayuno. De modo que, si con el ayuno conseguimos todos estos beneficios, parte de ellos también los veremos en la práctica de la depuración a través del détox.


Ahora bien, hay que tener en cuenta que dichas prácticas deben ajustarse a las circunstancias de cada persona. No todo el mundo debe hacer un ayuno, y no todo el mundo debe hacer cualquier tipo de détox. De ahí que no recomiende programas de depuración o détox generalizados. Cada persona es un mundo, cada uno tiene un nivel de toxemia distinto, cada uno tiene un nivel de estrés determinado y cada uno puede presentar un problema de salud diferente al de otra persona. Si cortamos por el mismo patrón a todo el mundo nos estamos olvidando de un concepto fundamental que es la bioindividualidad. Sin ella todos seríamos iguales y, como es obvio, no es así.


Así que mi recomendación es que, cuando hagas una depuración no hagas una cualquiera. Es una práctica que nunca me cansaré de recomendar, pero tienes que saber cuál es la mejor para tu caso concreto. En el taller que voy a impartir próximamente en Madrid trabajaremos de  manera personalizada con cada una de las participantes, y por eso me pongo en contacto previamente con ellas para que puedan sacarle el mayor provecho a una experiencia tan maravillosa como es un détox.


Esta semana publicaré el otro post en el que te cuento otros detalles de por qué un detox puede ayudarte a mejorar tu enfermedad autoinmune. Mientras, espero haberte aclarado algunas dudas si las tenía, pero sobre todo animarte a que hagas un détox que se ajuste a tus necesidades y tu situación. Recuerda, tú eres única, tu détox también tiene que serlo.

Un abrazo grande,


grande

grande

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