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Ninguna enfermedad (autoinmune) se desarrolla al azar

Puedes leer este post mientras te tomas algo; o puedes escucharlo aquí, y mirar el cielo. Tú eliges ;-)

Cualquier persona a la que le han diagnosticado una enfermedad autoinmune le han dicho que su enfermedad es resultado de que el sistema inmunitario no funciona correctamente y empieza a atacar equivocadamente a un órgano en concreto o, si es sistémica, a distintos órganos y tejidos.

Eso sí, sobre las causas no hay tanta claridad. Por eso, con la intención de poder ayudarte a cambiar la mirada para que puedas avanzar en tu proceso autoinmune, vamos a hablar de cómo una enfermedad se desarrolla (autoinmune o de cualquier otro tipo).

LAS CAUSAS SEGÚN LA MEDICINA ALOPÁTICA

Cuando alguien ha sido diagnosticado con un trastorno autoinmune, una de las distintas preguntas que le surgen es que cuáles son las causas que han dado lugar a esa situación, por qué tiene una enfermedad autoinmune.

Y es natural que sea así porque el ser humano tiene la necesidad de comprender cualquier acontecimiento que tenga lugar en su vida, independientemente de que la interpretación que haga de él sea correcta o no; pero esa necesidad existe.

Así que, cuando queremos conocer el motivo por el que hemos desarrollado una enfermedad autoinmune, preguntamos a la misma persona que nos ha dado el diagnostico, el médico. Ahora bien, a día de hoy, los médicos desconocen las causas que originan este tipo de patologías.


En la actualidad lo que se sabe es que las enfermedades autoinmunes son enfermedades multifactoriales, es decir, que en su desarrollo intervienen varios factores: unos, de carácter interno (la genética del individuo); otros, de carácter externo (infecciones, tóxicos, etc.).


LOS INTERROGANTES DE LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES

La conclusión a la que se llega, si se tiene en cuenta el planteamiento que hace la medicina alopática y muchas otras medicinas alternativas, es que estas patologías se curan tratando el cuerpo porque la enfermedad tiene su origen en el cuerpo.

Y, teniendo en cuenta este planteamiento, es lógico, aunque no lo parezca, que la ciencia no haya sido capaz de descubrir las causas exactas de las enfermedades autoinmunes y de muchas otras.

Lo que se conoce es únicamente la forma en la que el cuerpo reacciona y origina una serie de síntomas y signos. El conjunto de síntomas y signos que se dan simultáneamente en una persona se engloban con una etiqueta determinada, convirtiéndose en el nombre de una enfermedad.

Sin embargo, la gran mayoría de las ocasiones ocurre que, teniendo la misma enfermedad, dos personas evolucionan de manera muy diferente. Incluso, es el pan nuestro de cada día para los especialistas encontrarse con que, aunque dos personas tengan la misma enfermedad, una muestra unos síntomas; y otra, otros. Y también es frecuente que el grado de agudeza en el que aparecen los síntomas característicos de un proceso autoinmune varía muchísimo entre dos personas.

¿Qué es lo que hace que haya estas diferencias tan marcadas en la gran mayoría de los casos? ¿Qué es lo que lleva a que, incluso, dos especialistas lleguen a diagnósticos distintos teniendo delante los mismos resultados de las pruebas médicas realizadas? Si la medicina es objetiva, mecánica y fundamentada en pruebas diagnósticas ¿cómo puede dar lugar a este tipo de cuestiones?


Todas estas preguntas y muchas otras fueron las que aparecieron a lo largo de mi camino. Por suerte fui encontrando respuestas según iba profundizando más y más en el mundo de las autoinmunes, pero, sobre todo, a medida que iba avanzando en mi propio proceso (aquí tienes mi historia al completo).

Fue cuando me di cuenta de que la diagnosis tiene más de arte que de ciencia, y que en lo que se refiere al cuerpo humano uno más uno no siempre son dos. Fue cuando me di cuenta de que la enfermedad no es resultado de una genética determinada combinada con la mala suerte, sino de algo mucho más profundo y hermoso que nos estábamos perdiendo por completo, y que era lo que nos impedía sanar.

¿QUÉ ESCONDE UNA ENFERMEDAD?

Estaba en la treintena y acumulaba ya dos autoinmunes. No era ni de lejos el sueño que me habría podido imaginar. Como es natural, vivir esta situación me llevó por muchas noches oscuras en las que, no solo lidiaba con los síntomas que acompañaban a estas dos enfermedades, sino que me sentía totalmente perdida por no saber para dónde tirar, por no encontrar ayuda externa que realmente pudiera enmendar la situación en la que me encontraba.

Pero fue la perseverancia la que me permitió seguir investigando todo lo que me pasaba, todo lo que estaba viviendo, todo lo que suponían esas dos enfermedades autoinmunes para mí. Y la verdad es que no fue fácil, pero no tiré la toalla. Según iba profundizando en mi propio proceso, iba percatándome de hasta qué punto eran importantes unas herramientas, y lo poco que me aportaban otras.

Mi viaje me obligó a cambiar la mirada. De hecho, una de las mayores transformaciones que experimenté no fue a nivel físico, fue a nivel mental, emocional y espiritual. Las autoinmunes me obligaron a que mirara con ojos nuevos la vida. A cambio, el proceso se convirtió en un continuo descubrir que, finalmente, me permitió transformar.

¿QUÉ PUEDES HACER TÚ POR TU PROCESO AUTOINMUNE?

Uno de los pasos que resultan prioritarios dar para poder transitar tu proceso autoinmune y llegar a transformar tu situación es cambiar tu mirada. De modo que, si quieres metamorfosear esa realidad en la que te ves envuelta por lo que trae consigo tu enfermedad, entonces tienes que tener claro que lo que te está pidiendo un trastorno autoinmune es un cambio (aquí tienes un artículo en el que hablo sobre este tema).

Aceptar este hecho es un trabajo de por sí, lo sé. Porque nos resistimos con todas nuestras fuerzas a los cambios, nos negamos a tener que enfrentarnos a situaciones que nos confrontan con nuestra verdad y que ponen nuestro mundo patas arriba. Pero incluso, no te tienes que ir muy lejos, el cambio se tiene que dar también en el propio concepto de enfermedad y de salud, de la vida, en cómo las percibes y cómo actúas según esa percepción.

Quizá ya tengas la sensación de que con el tratamiento actual no estás llegando a ningún lado. Puede que los efectos secundarios de dicho tratamiento estén apareciendo, y te preguntes que qué es peor el remedio o la enfermedad. Puede que no todos los síntomas con los que tienes que lidiar a diario puedan controlarse con dicho tratamiento, lo que te pone en una situación diaria bastante complicada. Puede que simplemente sientas que ese no es el camino que resuena en tu corazón. Puede que, incluso, sientas que esto no va solo de cuidar tu cuerpo a través de la alimentación, sino que es mucho más.


Pero sigues ahí, con las mismas estructuras y patrones que antes de ser diagnosticada con tu autoinmune, las mimas estructuras y patrones que te llevaron a la enfermedad. Puede que esto sea porque, por un lado, no estás tomando consciencia de la importancia que esos patrones y esas estructuras tienen en tu autoinmune; o, por otro, porque no sabes cómo cambiar tu mirada, cómo cambiar tus estructuras y patrones.

Si quieres empezar a hacer esos cambios, mi consejo es que leas e investigues (este blog tiene ya una buena tanda de artículos que te pueden servir muchísimo a replantearte qué es una enfermedad y qué papel juegas en ella).

Por otro lado, en relación a los cambios de estructuras y patrones que están dirigiendo tu vida, intenta profundizar y averiguar qué diferencias existen entre tu pensar, tu sentir y tu hacer. Estos tres aspectos deben ir alineados para que podamos desarrollar nuestra verticalidad, para poder enraizar con la madre tierra y estar conectados con lo profundo que reside en cada ser humano, nuestra alma.

Todo este trabajo te llevará a recuperar algo sustancial y vital que el ser humano ha olvidado: la toma de consciencia, que representa una herramienta fundamental para poder transformar tu proceso autoinmune y recuperar la salud perdida.


Te mando un abrazo,



P.D.: Si necesitas ayuda con el proceso, mándame un correo electrónico y te cuento, sin compromiso, un poquito mejor cómo te puedo ayudar.


IMPORTANTE: me gustaría aclarar que, en ningún momento, sugiero que las personas abandonen el tratamiento que estén tomando, y menos sin consultarlo previamente con su especialista.


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