Puedes leer este post mientras te tomas algo; o puedes escucharlo aquí, y mirar el cielo. Tú eliges ;-)
No recuerdo exactamente cuándo, pero hace un tiempo propuse en Instagram un ejercicio que me pareció sumamente potente (si no me sigues en Instagram, te dejo aquí el enlace para que puedas hacerlo; creo que te interesará). Hoy comparto contigo ese ejercicio y te comento una serie de aspectos que considero que son fundamentales si quieres avanzar en tu proceso autoinmune (o crónico o de la índole que sea).
EL EJERCICIO
El ejercicio consiste en que, durante al menos unos minutos, te imagines que el especialista que lleva tu enfermedad crónica te dice lo siguiente: “tu enfermedad tiene solución, pero nosotros desgraciadamente no sabemos cuál es ni sabemos qué puedes hacer para remediar lo que te está ocurriendo”.
No sé tú, pero yo, durante mucho tiempo lo que hice fue imaginarme que mis médicos me decían algo del estilo de: “hemos desarrollado un tratamiento, que está en fase experimental y que tiene unas altísimas posibilidades de que solucione lo que tú tienes” o “a partir del mes que viene vas a poder empezar a tomarte un tratamiento que ya ha sido aprobado por los organismos competentes y vas a volver a hacer una vida normal, sin ningún síntoma; hemos encontrado la cura para tu enfermedad”.
Habría estado bien… o no porque no habría hecho este duro y, a la vez, maravilloso viaje que me ha llevado a querer ayudar a otros a transformar su realidad. Pero, bueno, la cuestión es que el ejercicio que proponía el otro día y que te propongo hoy, si no lo hiciste en aquella ocasión, no iba de que te imaginaras que tu médico te daba una pastilla y te decía que todo tu calvario había acabado. Era diferente.
El ejercicio consistía y consiste en que te imagines que los médicos te dicen que saben que hay alguna manera de que te cures, porque ha habido casos documentados, pero que ellos no saben cómo ha ocurrido, que no tienen una explicación y, por tanto, no pueden crear ningún tratamiento que permita que lo puedas lograr.
La segunda parte del ejercicio consistía en que te plantearas la siguiente pregunta: ¿qué harías si tu médico te dijera algo así? Piénsalo.
Quizá este ejercicio no te parece nada potente, sino una pérdida de tiempo, un sinsentido, una insensatez… lo que sea. Pero dale una oportunidad porque, al final, son solo unos minutos de tu tiempo. Y luego puedes volver a tu situación y a tu vida de siempre.
LAS POSIBLES RESPUESTAS
Si lo has hecho, puede que no te haya aparecido respuesta alguna. Esto suele pasar cuando algo te parece tan irreal que no surge potencial alguno. Y no pasa nada; como te digo, es lo más normal.
Si este es tu caso, mi consejo es que te lleves la pregunta contigo durante el día y la dejes estar ahí. Y ¿qué significa eso de llevarte la pregunta contigo y dejarla estar ahí? Pues dejar la pregunta abierta, no esperar respuesta, ni buscarla en la mente. Simplemente hacerte la pregunta de vez en cuando y ya.
Si, aún con esta técnica no te viniera la respuesta, otra alternativa sería llevártela al sueño. ¿Cómo te llevas una pregunta al sueño? Pues muy sencillo. Simplemente, cuando te metas en la cama, antes de quedarte dormida, haces la pregunta en tu mente: “¿Qué haría si mi médico me dijera que hay solución a mi proceso autoinmune, pero que la desconoce?”
Puede que la respuesta aparezca por la mañana en tu mente, o a lo largo del día. En algún momento, vendrá una respuesta. Esa respuesta no tiene que ver con cómo resolverías tú el problema, sino qué harías si se diera esa situación, si se diera esa posibilidad.
EL OBJETIVO
El ejercicio que te planteo es un ejercicio de imaginar, de soñar despierta, de soltar y saltar, y de dejar atrás cualquier barrera que te impida hacerlo, aunque te cueste.
No es un ejercicio de visualización en el que te tienes que ver sin problemas de salud e imaginar un mundo perfecto y mágico. No, para nada. La idea es mucho más potente que todo eso. El propósito del ejercicio es que elaboraras potenciales, y no que te coloques en los acuerdos que tienes de cómo son las cosas y cómo te han dicho que son. Y esto, si realmente lo haces, es muy potente.
EL MOTIVO
El motivo de dicho objetivo, es decir, el motivo por el que quiero que te imagines que puede darse esa situación es para empoderarte. Y ten en cuenta, empoderarte es uno de los pasos que tienes que dar sí o sí en tu proceso autoinmune.
Quizá no entiendas aún qué tiene que ver empoderarse con curar una enfermedad autoinmune, pero ya te contaré más adelante en un post porqué es fundamental.
Porque después de hacer este ejercicio quizá te resulte más fácil el poder hacerte otra pregunta: ¿quién te dice que no puede ser que haya una solución? ¿tu médico? ¿sabe tu médico todo? La respuesta es no, así de claro. De hecho, ojalá lo supieran todo, ojalá estuvieran en posesión de la verdad de la vida y de todo lo que la conforma. Pero no es así.
Los especialistas que llevan las enfermedades autoinmunes a lo máximo a lo que han llegado es a poner parches a los signos y síntomas que se presentan, pero no han conseguido curar las enfermedades autoinmunes.
Y poner parches es necesario frente a muchos síntomas que son vitales y que aparecen en algunos trastornos autoinmunes, y también dado el planteamiento y el abordaje que la medicina alopática hace de la salud y de la enfermedad.
El médico especialista que lleva tu enfermedad hace una gran labor porque evita que tengas unos dolores insoportables y pone remedio a los síntomas que pueden poner tu vida en peligro, por ejemplo, la elevación de la frecuencia cardíaca en el los pacientes que se ponen hipertiroideos a consecuencia de la Enfermedad de Graves-Basedow.
Pero, con toda su buena intención y su buen hacer, los médicos solo pueden ayudarte poniendo parches, pero no solucionando el problema de raíz. Y que ellos no sepan cómo solucionar el problema de raíz no significa que no haya forma de resolver este reto que tienes por delante.
NUEVAMENTE LAS CREENCIAS
Y me encuentro nuevamente hablándote de las creencias, tema del que he hablado ya en diversas ocasiones en el blog (aquí y aquí tienes dos artículos). Y puede que te resulte ya pesada de tanto abordarlo por aquí y por allá, como si no tuviera otro tema que tratar, pero es que resulta que si tus creencias no son las que tienen que ser no vas a llegar muy lejos. Es así de simple.
Porque resulta fundamental que tengas en cuenta qué crees tú. No que cree el médico, no qué cree tu vecina la del quinto. Es ¿qué crees TÚ? TÚ con mayúsculas, que eres la que está viviendo esta historia, que eres la más interesada, que eres la más afectada. TÚ y nadie más.
MODESTAS INTENCIONES
Y puedes decirme que tú no crees que puedas cambiar esa realidad, que no puedes lograr lo que la medicina alopática llama curarse. Eso no podría encajar con la realidad porque ¿qué pasa conmigo y con tantos otros que lo hemos logrado? No somos de otro planeta, así que si existe una persona que lo ha logrado, una sola, eso significa que más personas pueden lograrlo.
Porque todo esto empieza con una intención que puede parecer más o menos modesta, pero, si la analizas en profundidad, en realidad es una súper intención. Ya que, aunque lo único que pretendas es mejorar algo tu situación actual de salud, ya estás pretendiendo algo que tu médico no está logrando de la forma en que tú necesitas.
Por eso lo estás buscando, por eso estás leyendo e investigando porque hay algo en ti que hace que no pierdas la esperanza; porque hay algo en ti que quiere que recuperes tu poder. Y eso es simple y llanamente maravilloso. Motivo mas que de sobra para celebrar y agradecer.
LA REALIDAD
Así que la realidad es que hay una parte en ti que no ha tirado la toalla todavía y eso es, de verdad, espléndido. Entonces, cuando te das cuenta de esto, lo que tienes que hacer es agarrarte a esa parte de ti que quiere encontrarse mejor, que sueña con poder transformar su realidad.
Por eso tienes que cuidar tanto tus creencias, por eso tienes que poner un colador con una malla tan fina que por ahí no se pueda colar cualquier afirmación venga de quien venga. Todas tienes que ponerlas en la sala de espera para que, posteriormente, les des el visto bueno y pasen a formar parte de tu acervo, de tus ideas, de tus motores, de tus impulsos. Y siempre revisándolas. Nada es fijo. Nada es estático.
Es por este motivo que a mí me resulta asombroso, atrevido e, incluso, un tanto inhumando que se hagan afirmaciones del estilo: tu enfermedad autoinmune no tiene cura. En todo caso, sin faltar a la verdad, debería ser: a día de hoy no conoces la manera de curar las enfermedades autoinmunes.
Y eso no es mentir, ni es dar falsas esperanzas. Es simplemente decir la verdad. Porque la gran mayoría de las personas creen a pies juntillas lo que sale de las bocas de los médicos. De modo que el papel que juegan y la importancia que tiene el mensaje que transmiten es brutal.
Como brutal es hacer creer que, porque ellos solo son capaces de facilitar parches, no significa que no haya solución. Y, ojo, que ese parche salva vidas y que ese parcha hace llevaderos dolores y síntomas que son demoledores. Lo sé por propia experiencia. Y no les quito mérito.
Pero que unos señores no hayan conseguido darte una solución (y nadie está poniendo en duda el interés y las ganas que muchos de ellos han puesto), no significa que no exista una solución, no significa que tú no puedas transformar tu realidad.
Como siempre te digo, piensa solo en todos los avances que se han logrado a lo largo de la historia. Por ejemplo, a principios del siglo pasado nadie se habría creído que se iba a poder hablar con una persona que estuviera en la otra punta del mundo a través de un aparato que también te permitiera hacer también fotos, grabar vídeos, conectarse a Internet. ¡Ni siquiera existía Internet, por dios!
Y el hecho de que tú te plantees tu proceso autoinmune o crónico de esta otra manera, dando cabida a potenciales por descubrir y crear, marca la diferencia hasta tal punto que ni te lo creerías. Así que, si no lo tienes en cuenta, te quedas donde estás.
Pero, claro, es que hay gente a la que sí le interesa que te quedes donde estás y también, por supuesto, hay gente a la que sí le interesa quedarse en ese lugar. Pero esto es ya otro tema para otro día.
Mientras tanto, plantéate todo esto que te he comentado. Dale un par de vueltas. No tienes nada que perder y mucho que ganar. O no. Eso ya, como siempre, depende de ti.
Te mando un abrazo grande,
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